sábado, 5 de noviembre de 2016

Gatos de las calles de Martorell. Gatas Carey, un poquito de su historia.















Las gatas carey son, sin duda, una de las manifestaciones felinas más extraordinarias que nos podemos encontrar.  Aunque no se trata de una raza propiamente dicha, sino de un patrón de color que puede ser encontrado en varias razas de gatos, se trata de un animal que nunca deja indiferente a quien tiene la oportunidad de verlas de cerca.
La sabiduría de la calle nos dice que las gatas carey son símbolos de buena suerte.  Según la cultura celta tener una gata tricolor en casa trae fortuna al hogar, y los marineros japoneses tenían como premisa obligatoria el llevar gatas carey en sus barcos como protección contra los malos espíritus y las tormentas. Hoy en día, en Estados Unidos son conocidas como los gatos del dinero.  Si a ello sumamos  que la distribución de su color es única e irrepetible nos encontramos con una de las manifestaciones felinas más deseables que podemos encontrar.
Características de las gatas carey:
Cuando hablamos de manto carey nos referimos a aquellos ejemplares, independientemente de la raza, que presentan conjuntamente los tres colores básicos en los gatos, naranja, en todas sus variaciones (cremas, canela, rojo…), negro o alguno de sus derivados (gris, azul, marrón oscuro…) y blanco. Si no tienen los tres colores a la vez, aunque presente diferentes tonos de naranja o de negro, no pueden considerarse ni tricolor ni carey. El nombre hace referencia a la semejanza con el  interior del caparazón de las grandes tortugas de los mares tropicales, utilizados para la realización de objetos decorativos, y que desgraciadamente las está llevando a la extinción.
Existen otras manifestaciones tricolor que no pueden considerarse propiamente careys. La particularidad del manto carey se basa en que los tres colores se encuentran muy mezclados, sin formar manchas diferenciadas, aunque repartidas de forma armoniosa.  Con frecuencia las gatas carey poseen lo que se denomina la llama, se trata de una mancha alargada de tono rojizo situada en la frente. Sus ojos son, por norma general, naranjas oscuros o cobre,  y su hocico y sus almohadillas varían entre negro, rosa o moteados en los dos colores anteriores.
Su diseño es único e irrepetible, no existen dos gatas carey iguales, ni siquiera si se acude a la clonación. En diciembre de 2001 se intentó clonar a  la gata carey Rainbow a partir de su material genético.  Su clon, llamada Cc, resultó ser atigrada y  blanca, a pesar de haber sido creada a imagen y semejanza de su madre carey.
Genética de las gatas carey:
¿Por qué hablamos siempre de “gatas carey o gatas tricolor”? La respuesta es sencilla, porque prácticamente la totalidad de los ejemplares que presentan este manto pertenecen al sexo femenino.
Echemos un pequeño vistazo a la genética de estas bellezas. La presencia de esta coloración está ligada a dos genes: el gen del color negro y el gen del color rojo, ambos ubicados en el cromosoma X. Por lo tanto, es necesario poseer dos cromosomas X para poder gozar de ambos colores a la vez. Puesto que las hembras son XX existe la posibilidad de que se mezclen ambos cromosomas, mientras que los machos XY solamente podrán poseer uno de los dos.
Entonces ¿existen machos careys o tricolor? Para que un macho posea el patrón carey ha de tener un código genético XXY, en el que cada X lleve uno de los colores exigidos. Esta combinación genética es una alteración no habitual, considerada, incluso, aberración genética, por lo que los ejemplares que la poseen son, en su mayoría estériles y su esperanza de vida es más corta de lo normal. Es lo que se denomina síndrome de Klinefeltter.
El carácter de las gatas carey.
Como ya hemos visto, no se trata de una raza propiamente dicha, sino de un manto sorprendente e inimitable, por lo que el carácter de los ejemplares carey estará directamente relacionado  con las hembras de la raza a la que pertenezca la gata.  Sin embargo, podemos decir que, por lo general, las gatas carey poseen un carácter fuerte, activo, e independiente.  Cariñosas con su humano y algo impredecibles, lo que las convierte en divertidas compañeras de vida.
Leyenda y realidad de las gatas carey.
Unos animales tan diferentes y enigmáticos, con propiedades casi mágicas, no podían prescindir de una hermosa leyenda que explique su presencia entre nosotros
Cuenta esta leyenda que hace ya varios siglos el sol, cansado de observar anónimo el trascurrir de la vida en la tierra quiso participar de ella. Para ello pidió ayuda a la luna, quien debía cubrir su ausencia con el fin de que los humanos no se percatasen de que el astro rey no estaba en su lugar.  Así fue como un caluroso día de junio la luna cubrió lentamente al sol y fue poco a poco instaurando la oscuridad en la tierra, lo le dio oportunidad al sol de ausentarse y hacer realidad su sueño de ser corpóreo. Para cumplir su deseo y pasar desapercibido entre los mortales, el sol eligió al ser más perfecto, ágil y discreto de la tierra, una gata negra.
La luna, cansada de cubrir las espaldas al sol, se retiró del cielo, lo que obligó al sol a salir corriendo del cuerpo de la gata para evitar ser descubierto. Fue tan rápida su huida, que dejó tras de sí algunos rayos solares, que cubrieron el manto de la gata negra de cientos de toques dorados. A partir de ese mágico momento toda la descendencia que nació de aquella gata llevaba en su manto los rayos solares que el sol olvidó en su madre, otorgando a su cuerpo miles de tonalidades anaranjadas y doradas propias de los rayos del sol.
Una hermosa leyenda, qué duda cabe, digna de estos seres mágicos e inimitables. Sin embargo, la realidad de estos hermosos seres es bien distinta. En el mundo real las hijas del sol son huérfanas del cariño de los humanos.  Por algún desconocido e injusto motivo las gatas carey no son de la preferencia de la mayoría de los propietarios de gatos. Muchas de las asociaciones y protectoras tienen siempre algún problema añadido cuando el ejemplar a encontrar familia posee un manto de estas características. El por qué no está muy claro, sobre todo cuando tenemos en cuenta que las gatas carey tienen, aparte de un carácter maravilloso,  un atractivo físico inimitable y único. Cuando elegimos compartir nuestra vida con una gata carey podemos tener la total y absoluta certeza de que no existe ni existirá jamás un animal como el nuestro.  Podemos asegurar que seremos unos privilegiados por poder tener a nuestro lado  una joya inigualable que podrán admirar pero nunca imitar.

1 comentario:

  1. Yo tengo una así, me encanta su color, se llama Maquiavel por sus ojos cobre que le dan ese toque siniestro jaja me encanta

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