Las gatas carey son, sin duda, una de las manifestaciones felinas más extraordinarias que nos podemos encontrar. Aunque no se trata de una raza propiamente dicha, sino de un patrón de color que puede ser encontrado en varias razas de gatos, se trata de un animal que nunca deja indiferente a quien tiene la oportunidad de verlas de cerca.
La sabiduría de la calle nos dice que las gatas carey son
símbolos de buena suerte. Según la
cultura celta tener una gata tricolor en casa trae fortuna al hogar, y los
marineros japoneses tenían como premisa obligatoria el llevar gatas carey en
sus barcos como protección contra los malos espíritus y las tormentas. Hoy en
día, en Estados Unidos son conocidas como los gatos del dinero. Si a ello sumamos que la distribución de su color es única e
irrepetible nos encontramos con una de las manifestaciones felinas más
deseables que podemos encontrar.
Características de las gatas carey:
Cuando hablamos de manto carey nos referimos a aquellos
ejemplares, independientemente de la raza, que presentan conjuntamente los tres
colores básicos en los gatos, naranja, en todas sus variaciones (cremas,
canela, rojo…), negro o alguno de sus derivados (gris, azul, marrón oscuro…) y
blanco. Si no tienen los tres colores a la vez, aunque presente diferentes
tonos de naranja o de negro, no pueden considerarse ni tricolor ni carey. El
nombre hace referencia a la semejanza con el
interior del caparazón de las grandes tortugas de los mares tropicales,
utilizados para la realización de objetos decorativos, y que desgraciadamente
las está llevando a la extinción.
Existen otras manifestaciones tricolor que no pueden
considerarse propiamente careys. La particularidad del manto carey se basa en
que los tres colores se encuentran muy mezclados, sin formar manchas
diferenciadas, aunque repartidas de forma armoniosa. Con frecuencia las gatas carey poseen lo que
se denomina la llama, se trata de una mancha alargada de tono rojizo situada en
la frente. Sus ojos son, por norma general, naranjas oscuros o cobre, y su hocico y sus almohadillas varían entre
negro, rosa o moteados en los dos colores anteriores.
Su diseño es único e irrepetible, no existen dos gatas carey
iguales, ni siquiera si se acude a la clonación. En diciembre de 2001 se
intentó clonar a la gata carey Rainbow a
partir de su material genético. Su clon,
llamada Cc, resultó ser atigrada y
blanca, a pesar de haber sido creada a imagen y semejanza de su madre
carey.
Genética de las gatas carey:
¿Por qué hablamos siempre de “gatas carey o gatas tricolor”?
La respuesta es sencilla, porque prácticamente la totalidad de los ejemplares
que presentan este manto pertenecen al sexo femenino.
Echemos un pequeño vistazo a la genética de estas bellezas.
La presencia de esta coloración está ligada a dos genes: el gen del color negro
y el gen del color rojo, ambos ubicados en el cromosoma X. Por lo tanto, es
necesario poseer dos cromosomas X para poder gozar de ambos colores a la vez.
Puesto que las hembras son XX existe la posibilidad de que se mezclen ambos
cromosomas, mientras que los machos XY solamente podrán poseer uno de los dos.
Entonces ¿existen machos careys o tricolor? Para que un
macho posea el patrón carey ha de tener un código genético XXY, en el que cada
X lleve uno de los colores exigidos. Esta combinación genética es una
alteración no habitual, considerada, incluso, aberración genética, por lo que
los ejemplares que la poseen son, en su mayoría estériles y su esperanza de
vida es más corta de lo normal. Es lo que se denomina síndrome de Klinefeltter.
El carácter de las gatas carey.
Como ya hemos visto, no se trata de una raza propiamente
dicha, sino de un manto sorprendente e inimitable, por lo que el carácter de
los ejemplares carey estará directamente relacionado con las hembras de la raza a la que
pertenezca la gata. Sin embargo, podemos
decir que, por lo general, las gatas carey poseen un carácter fuerte, activo, e
independiente. Cariñosas con su humano y
algo impredecibles, lo que las convierte en divertidas compañeras de vida.
Leyenda y realidad de las gatas carey.
Unos animales tan diferentes y enigmáticos, con propiedades
casi mágicas, no podían prescindir de una hermosa leyenda que explique su
presencia entre nosotros
Cuenta esta leyenda que hace ya varios siglos el sol,
cansado de observar anónimo el trascurrir de la vida en la tierra quiso
participar de ella. Para ello pidió ayuda a la luna, quien debía cubrir su
ausencia con el fin de que los humanos no se percatasen de que el astro rey no
estaba en su lugar. Así fue como un
caluroso día de junio la luna cubrió lentamente al sol y fue poco a poco instaurando
la oscuridad en la tierra, lo le dio oportunidad al sol de ausentarse y hacer
realidad su sueño de ser corpóreo. Para cumplir su deseo y pasar desapercibido
entre los mortales, el sol eligió al ser más perfecto, ágil y discreto de la
tierra, una gata negra.
La luna, cansada de cubrir las espaldas al sol, se retiró
del cielo, lo que obligó al sol a salir corriendo del cuerpo de la gata para
evitar ser descubierto. Fue tan rápida su huida, que dejó tras de sí algunos
rayos solares, que cubrieron el manto de la gata negra de cientos de toques
dorados. A partir de ese mágico momento toda la descendencia que nació de
aquella gata llevaba en su manto los rayos solares que el sol olvidó en su
madre, otorgando a su cuerpo miles de tonalidades anaranjadas y doradas propias
de los rayos del sol.
Una hermosa leyenda, qué duda cabe, digna de estos seres
mágicos e inimitables. Sin embargo, la realidad de estos hermosos seres es bien
distinta. En el mundo real las hijas del sol son huérfanas del cariño de los
humanos. Por algún desconocido e injusto
motivo las gatas carey no son de la preferencia de la mayoría de los
propietarios de gatos. Muchas de las asociaciones y protectoras tienen siempre
algún problema añadido cuando el ejemplar a encontrar familia posee un manto de
estas características. El por qué no está muy claro, sobre todo cuando tenemos
en cuenta que las gatas carey tienen, aparte de un carácter maravilloso, un atractivo físico inimitable y único.
Cuando elegimos compartir nuestra vida con una gata carey podemos tener la
total y absoluta certeza de que no existe ni existirá jamás un animal como el
nuestro. Podemos asegurar que seremos
unos privilegiados por poder tener a nuestro lado una joya inigualable que podrán admirar pero
nunca imitar.
Yo tengo una así, me encanta su color, se llama Maquiavel por sus ojos cobre que le dan ese toque siniestro jaja me encanta
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